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| Levantada en el reinado de Pedro I, entre 1355 y 1357, por su tesorero, el poderoso Samuel Leví, que trasmitió su nombre a este oratorio. La construcción se enmarca en las buenas relaciones que tuvo el monarca con la comunidad judía después de haber recibido de ella muestras de apoyo en el conflicto dinástico que le enfrentó con los Trastámara. Tras el decreto de expulsión de la comunidad judía, firmado por los Reyes Católicos en 1492, la sinagoga se convirtió en templo cristiano, acogiendo hoy un museo dedicado a la cultura sefardí. |
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La sala de oración
Su aspecto más llamativo se centra en el muro del fondo, donde se abren tres esbeltos arcos lobulados para contener los rollos de los textos sagrados, rodeados por un rico y delicado panel con bellas yeserías policromadas caldas.
La decoración vegetal, las secuencias geométricas y las inscripciones de alabanza componen el resto de este frente.
En la parte superior, tras una moldura con mocárabes, se ofrece una sucesión de arquerías lobuladas con columnas pareadas que se prolongan por los laterales, así como una friso en que se adivina motivos heráldicos de Castilla y León, acompañados de inscripciones con salmos de David.
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| En el suelo, ante el testero del fono, se conserva parte del pavimento que originalmente tuvo la sinagoga. La cubierta del salón se cierra con una armadura de par y nudillo de tradición mudéjar. |
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Disposición general
La sinagoga se organiza alrededor del gran salón de oración dominado por la galería de las mujeres en la parte superior del lateral derecho.
En la pared contraria se reparten otras estancias que se utilizaron como escuela rabínica, hoy dedicadas a museo, y un patio anejo con los restos de un baño ritual que incluye dos aljibes.
El conjunto arquitectónico se configura bajo las bases mudéjares, visibles en el hastial exterior a través de sus ventanales lobulados.
La decoración interior
En el museo destacan los capiteles y las yeserías. Los motivos mudéjares en colores rojo, verde, negro y ocre protagonizan la decoración interior.
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El patio
En el patio norte se exhibe la colección de laudas sepulcrales con inscripciones hebraicas, entre las que sobresalen por la belleza de sus textos las procedentes de Toledo, fechadas en el siglo XIV.
Finalmente, la antigua Galería de mujeres está dedicada a los ciclos vital y festivo y otras manifestaciones de la cultura de los sefardíes.
Desde el siglo XV la sinagoga se convirtió en hospicio y sede de la Encomiendo de la Orden de Calatrava, dedicándose a Nuestra Señora del Tránsito.
Un arcosolio y una portada que comunicaba con la sacristía ponen la nota plateresca a este conjunto presidio por una decoración ausente de figuras humanas por el imperativo religioso de sus orígenes.
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